martes, 1 de septiembre de 2020

SE CIERRAN LOS CAMINOS

 

Hay un plan de ocupación de campos y propiedades que lentamente se va expandiendo en el país. La similitud de los términos utilizados por el oficialismo para explicar las causas de este fenómeno es una prueba de ello.

Cuando desde el ministerio de Seguridad Nacional su titular quiso tomar distancia de la improcedente acusación penal que realizó contra los manifestantes, víctimas de estas usurpaciones, (que luego le fue desestimada), se justificó expresando que su cartera no asistió al pedido de ayuda, varias veces solicitado, porque era una cuestión de “déficit habitacional”.

Cuando el gobernador  Axel Kicillof  quiso aclarar la falta de intervención sobre las tomas violentas de tierras y propiedades  realizadas  en grandes extensiones del territorio bonaerense, declaró, “Es innegable que hay una necesidad y  tiene que haber una respuesta del Estado”.

Como se ve estamos en presencia de una confabulación contra el derecho de propiedad, que ya fuera expuesto por el militante Grabois cuando habló de una justa distribución de la tierra por medio de expropiaciones de estancias para sus parcelaciones y entregas a los pobres. Si bien esta proposición respondía a la ideología comunista de Grabois, no hay que olvidar las que realizó autoritariamente el dictador Chávez con sus recordadas órdenes, “exprópiese”.

Hubo un comienzo intempestivo por parte de nuestro presidente con la pretendida expropiación de Visentin, pero siempre queda como una amenaza al derecho de propiedad que en estos momentos se concreta con las “permitidas” ocupaciones.

Tenemos que hacernos cargo de la grave situación por la que atraviesa el país si tomamos en cuenta el peligroso ataque del gobierno a la democracia y a la república en sucesivos actos y decisiones que comienzan a destruir las columnas de una democracia

En primer lugar el ataque a la justicia y a la Constitución por medio de una inoportuna y mal llamada reforma judicial y las medidas laterarles que lleva a cabo la vicepresidente con la finalidad de que se desestimen los juicios de corrupción muy avanzados en su contra.

El segundo lugar el ataque a la libertad de prensa dirigido a periodistas que investigan e informan con imparcialidad a la ciudadanía y que se afirma con el reciente DNU, por el cual se declararon “servicios públicos” a la telefonía móvil, Internet y TV paga.

En tercer lugar el aprovechamiento de la cuarentena para cercenar los derechos del ciudadano, dejándolo sometido a un gobierno autoritario.

La libertad, la propiedad y la justicia son los pilares en que se asienta la democracia, y los debemos sostener, con firmeza y perseverancia, a costa de muchos sacrificios.