En estas fiestas de Navidad y Año Nuevo en los días finales del
años 2020, reitero, como todos los años, una oración por todos los presos
políticos, militares, policías y civiles que padecen una prisión injusta y
perversa, separados de sus queridas y sufridas familias, sin consideración a su
avanzada edad y a sus enfermedades, abandonados de la mano de Dios, héroes de
la guerra contra el comunismo terrorista, olvidados por una sociedad ingrata,
indolente, y corrompida por sus gobernantes.
Van nuestros más fervientes deseos de que el próximo año, 2021,
vean la luz de la libertad y de la justicia que hasta ahora les ha sido negada.
Otra oración para los que fallecieron en cautiverio, descansen en paz,
en la seguridad de que algún día figurarán en las páginas gloriosas de nuestra historia.
Siguen cayendo víctimas de la venganza y del odio, nuevos procesados y presos,
sin solución de continuidad y me quiero referir en especial al profesor Mario Sandoval que en agosto de 2019 sufrió el penoso desarraigo de ser extraditado de Francia, su lugar de 30 años de residencia, ciudadano francés por adopción, cruel ironía que el gran defensor de los presos políticos haya sufrido la misma suerte.
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