miércoles, 25 de noviembre de 2015

ÚLTIMAS SEÑALES DE LA DECADENCIA


Las sensaciones más extrañas se apoderan de los inquilinos del hotel cristinista, próximos a desalojarlo. Un ejemplo de esta peste contagiosa lo brinda la diputada Juliana Di Tullio, jefa del bloque kirchnerista al emitir declaraciones  inquietantes, ya que suponen una sorprendente tergiversación  de los dichos y hechos del oficialismo.
En primer lugar , salen de su boca estas insólitas palabras:
“Vienen con una actitud de “vamos por todo”.  ¡Caramba, cómo quedaron grabadas a fuego las lecciones del relato! Luego, se coloca la prenda al revés cuando acusa al mandatario de no”ir en buenos términos a la reunión con la Presidente para negociar una salida tranquila y elegante para los argentinos”  Un absurdo que mueve a risa.
 Su tercera intervención fue una escenificación del dicho “dijo la sartén a la olla, no te acerques que me tiznas”, pues tan luego ella que durante todo el año legislativo tuvo la desvergüenza, junto a sus colegas,de asistir a sólo ocho o diez reuniones, expresó, muy suelta de cuerpo: “Me llama la atención mucho que alguien diga que se tiene que paralizar el Congreso" Me cuesta entenderlo. Hay un mandato constitucional hasta el 10 de diciembre”.
Lo paralizaron todo el año y lo abrían sólo bajo las órdenes de Cristina y ahora muestra asombro y no entiende que “alguien” quiera detener sus importantes funciones constitucionales.
Con las designaciones ministeriales del presidente electo se comprueba  que todavía existen funcionarios “gente” en nuestro país para darle idoneidad y prestancia al Poder Ejecutivo. Esperamos, con nuestros futuros votos, ir limpiando el jardín zoológico en que se ha convertido el Poder Legislativo. Será difícil desprender esas alimañas ya enquistas en butacas que nunca ocupan, y cuando raramente lo hacen, es para levantar regimentariamente brazos aprobatorios y aplausos humillantes.
En cuanto al Poder Judicial, bastaría con barrer a escobazos a los magistrados militantes del nuevo partido Justicia Legítima. Un muy importante papel debería asumir la Suprema Corte de Justicia con la designación de prestigiosos juristas, probos, imparciales y sin ninguna identificación política, para ocupar sus cargos vacantes. Lamentablemente quien ejerce hoy su presidencia, carece de los dones de imparcialidad  y sabiduría jurídica requeridos para el ejercicio de tan importante gestión.
El presidente electo tiene las condiciones necesarias para llenar ese cometido, en la conformación de un supremo tribunal histórico.

¿Lograremos revivir el brillo cultural, político y económico que supo ostentar nuestra república?  Tenemos las armas  para cumplir tan ambiciosa meta.