"EL CASTIGO DE LA CLASE PASIVA
Sufrimos el maltrato y la desconsideración del Gobierno porque ya
estamos en el período de la vejez, no somos útiles a sus propósitos, no tenemos
fuerzas, no podemos obviamente hacer huelgas, no tenemos otros recursos que
puedan ayudarnos a llamar la atención de una sociedad sorda y egoísta.
Los años que hemos trabajado para el engrandecimiento del país,
aportando además, de nuestros haberes, el dinero necesario para asegurar
nuestra vejez, la experiencia ganada que nos da bondad y sabiduría, todo es
vilmente despreciado por una generación ambiciosa y corrupta. Es la triste
verdad que venimos afrontando.
El ciudadano, al momento de jubilarse, es defraudado
deliberadamente, al efectuarse una liquidación menor a lo que corresponde por
ley. No tiene otra opción que iniciar por vía judicial una acción tendiente a
obtener el reajuste de sus haberes. Así ingresa a la dolorosa cofradía de los
jubilados. Y así también comienza el via crucis de más de 15 “estaciones”. Los
juicios se demoran, se paralizan, se obstruyen maliciosamente, se apelan cuando
existe un compromiso internacional de no hacerlo, se desoyen las sentencias
judiciales, incluso de la Corte Suprema, y no se pagan las liquidaciones
ordenadas.
Los Fondos de Garantía de Sustentabilidad, es decir la Caja de
Anses, es saqueada por el Gobierno para financiar Fútbol para Todos, para
ayudar al Banco Central, para conjugar el cuantioso déficit de Aerolíneas
Argentinas, para frenar la cotización del dólar, para brindar auxilio económico
en las catástrofes naturales con la hipocresía de malinformar que los fondos
proceden del Tesoro Nacional, para otorgar continuamente “préstamos” al
gobierno que nunca son devueltos.
Con ese panorama los jubilados, al vetar la Presidente el 82%
móvil, reciben reajustes anuales, una verdadera limosna que se les otorga por
gracia monárquica.
El Gobierno toma ventaja de la situación indefensa de una clase
pasiva, agobiada por los años y el maltrato a que se ve sometida, insultos y
agravios de por medio, buitres y caranchos en boca de la Presidenta.
Inexplicable el silencio cómplice de políticos, terratenientes, industriales,
profesionales, instituciones y buena parte del periodismo.
La tercera edad existe y no es descartable. La ingratitud y el
desprecio hacia los mayores no pueden tener cabida en una sociedad, cualquiera
que sea su identidad política o su ideología."
Este fue nuestro escrito de hace cuatro años que cobra valor en la
actualidad, pues hoy acabamos de leer esta noticia.
UN FALLO REDUCE LAS SUBAS A LOS
JUBILADOS QUE VAN A LA JUSTICIA
Una decisión de primera instancia modifica el índice de actualización de
salarios que hasta ahora siempre se consideraba al ordenar el recálculo de
haberes.
La lectura de este artículo sólo nos mueve a rescatar lo que venimos sosteniendo desde
hace muchos años en nuestros espacios de redes sociales: los ancianos son
descartables. Todos los estudios, dictámenes, fallos y comentarios de orden
jurídico son un ejemplo del tratamiento de un caso de suma gravedad que
arrastras más de cincuenta años, y que advierto no se ha dado en otros temas
sociales, pero si se me perdona la expresión, conforma una extraordinaria
biblioteca de condena al jubilado. Ahora comprendo la expresión de “Delito de
lesa humanidad”
Siempre dudé de la anunciada “reparación histórica” de que alardea el
gobierno. Desmenuzando su articulado y lo que podemos denominar letra pequeña,
llegamos a la conclusión de que se trata de una real extorsión del Estado que
le dice al jubilado mayor de 80 años, iniciador de un juicio de más de diez años,
”acérquese a Anses y en una especie de pequeño tribunal acepte una substancial
disminución que corresponde a su retroactividad, firme su compromiso de no
demandar mas al Estado y le pagaremos de
inmediato"
¿No es ésta una perversa coacción a gente vulnerable y cansada de
esperar Justicia? Con el fallo aludido al principio surge una nueva etapa de
estudios jurídicos y académicos con la sempiterna oposición de ANSES al posible
beneficio de los jubilados.Y mientras se dictan clases magistrales y honorables funcionarios se
deleitan con petulancia en la exhibición de sus conocimientos, los castigados litigantes van muriendo
inexorablemete. Su último domicio para enviarles un exhorto negando sus derechos,
será el cementerio.
Seguirán corriendo alegremente los estudios académicos, las polémicas
encendidas plasmadas en las pantallas de televisión, se retorcerá de placer
ANSES ante las perspectivas de nuevos obstáculos y trabas en los juicios,
dictará sentencias la Corte de Justicia que, como históricamente se ha compobado, van al canasto
sin el debido cumplimiento que la Constitución exige.
En ese prolongado intervalo,
absortos y mudos testigos, los vulnerables ya no venerables ancianos correrán
sus nerviosos dedos sobre el rosario que les va contando los días u horas faltantes
para un triste final sin solución.
No es una película trágica lo narrado, es la triste realidad que la
sociedad ignora.