Más de 60 diputados de los 570 de la Asamblea Nacional francesa han presentado una proposición de ley para «prohibir la "escritura inclusiva" en los documentos administrativos». Pertenecen al partido del presidente Emmanuel Macron, La República en Marcha (LaREM, centro) y a la principal fuerza de la oposición. Los Republicanos (LR, derecha). Es la guerra contra el «todos y todas». «Terrorismo cultural», dicen los más duros. Entre los firmantes están las vicepresidentas de ambos grupos.
«La escritura inclusiva es tan ilegible como discriminatoria. La lucha por la igualdad entre mujeres y hombres es justa pero los caminos que toma son, a veces, confusos», se lee en la exposición de motivos. El lenguaje duplicado no debería, de hecho, usarse en la Administración Pública según una circular validada por el Consejo de Estado y emitida por el Gobierno".
Además, le achacan añadir problemas en el aprendizaje escolar. A este último argumento se ha sumado la ortografía, la escritura y la lectura. La escritura inclusiva es una iniciativa elitista. Lo que debe procurarse es un aprendizaje democrático de la lectura y la escritura.
La RAE rechaza el lenguaje inclusivo como marca de género. Ya que, “el masculino gramatical funciona en nuestra lengua (español), como en otras, como término inclusivo para aludir a colectivos mixtos, o en contextos genéricos o inespecíficos”.
En nuestro país el lenguaje inclusivo ha sido habilitado en ocho universidades del país, lo cual justifica nuestra advertencia publicada en este espacio "Habla la Experiencia" bajo el título "Lenguaje viperino" No hay razones ideológicas ni lingüísticas para abrir un debate que facilitaría los planes populistas para la penetración de la "hegemonía cultural" que el comunismo quiere imponer en el mundo luego de la caída del muro de Berlín y el fracaso de los Soviets
El gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, tiene pensado utilizar el lenguaje inclusivo entre los funcionarios de su administración.
El directorio en pleno del Banco Central dictó una resolución imponiendo el llamado lenguaje inclusivo en todos sus documentos. "La gestión del BCRA -ha dicho-, en consonancia con el gobierno nacional, ha asignado relevancia a la política de género y respeto hacia la diversidad''. Además y por si esto fuera poco, creó una gerencia específica en la materia, que se denomina Promoción de Políticas de Género, Resguardo del Respeto y Convivencia Laboral.
El Directorio del Banco Nación puso en marcha la nueva Gerencia de Género, Diversidad y Derechos Humanos, y autorizó el uso del lenguaje inclusivo.
Sepamos que Gramsci escribió en sus manuales que "debe haber nuevos planes, una penetración en las sociedades con la inteligente invasión cultural en las escuelas y universidades, destinada a provocar la división de las instituciones, de las familias, de la sociedad."
De ningún modo afirmamos que el lenguaje inclusivo nos va a depositar en las fauces del comunismo, es sólo uno de los tantos factores en juego, y son varios, que debemos tener en consideración en defensa de la democracia, la educación, la familia, la libertad de pensar, opinar, escribir y obrar según nuestros principios y convicciones.
Dejando de lado la ideología política que lleva esta maliciosa propuesta de modificación del lenguaje, llamándolo inclusivo, igualitario, feminista, vayamos a lo que realmente importa, que es la defensa de la lengua española que, inadvertidamente venimos utilizando desde hace siglos en conversaciones, escritos, poemas y discursos, con la belleza de su musical sonido heredado de la tradición.
La cultura de la sociedad y de su pueblo no se modifica con baratas ideologías, ni con decretazos autoritarios. Se decanta con el tiempo en la sociedad, en las universidades, en las instituciones, en el seno de las familias, al compás de la naturaleza.
Desechemos estos proyectos y propuestas que se trae el comunismo dentro de sus planes de expansión mundial. Ya hemos citado a Gramsci en sus ideas de penetración en la sociedad.
El principal y más autorizado actor para enfrentar este "nuevo orden" reside en el periodismo que, precisamente, es el encargado por medio de sus editoriales, de mantener y dar brillo a nuestro bello idioma.
Tiempo atrás esas páginas eran leídas en los colegios, escuelas y universidades, como una lección gramatical de excelente redacción y ortografía, una valiosa enseñanza muy respetada que, lamentablemente, dudamos se pueda repetir en la actualidad.