EL VERGONZOSO RESPALDO A BOUDOU
Capitanich salió con los tapones de punta, "hay una sistemática persecución y un linchamiento mediático" vociferó en cumplimiento de una orden superior que bajó para todos los funcionarios.
"Yo a Amado lo banco mucho, lo quiero mucho y seguro va a salir absuelto", afirmó el vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto.
Esto sí que resulta ridículo y obsceno, lo quiere, lo banca y lo absuelve. Es el eco de una voz plañidera que defiende lo indefendible.
La justicia tiene un caso para dirimir en su jurisdicción. Se puede tener una idea u opinión sobre el caso, pero carece de sentido una intervención oficial masiva en apoyo del acusado. No es el escenario de un campo deportivo donde los fanáticos insultan enardecidos al árbitro por expulsar a un jugador con tarjeta roja.
El enjuiciado, que no es nada menos que el Vicepresidente de la Nación, se mantiene atornillado en su cargo, obviando la actitud de apartarse del mismo, por razones éticas, que evidentemente desconoce, y que lo perjudica ostensiblemente ante la sociedad y el mismo tribunal que lo está juzgando. Los poderes Ejecutivo y Legislativo no deben inmiscuirse.
Capitanich salió con los tapones de punta, "hay una sistemática persecución y un linchamiento mediático" vociferó en cumplimiento de una orden superior que bajó para todos los funcionarios.
"Yo a Amado lo banco mucho, lo quiero mucho y seguro va a salir absuelto", afirmó el vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto.
Esto sí que resulta ridículo y obsceno, lo quiere, lo banca y lo absuelve. Es el eco de una voz plañidera que defiende lo indefendible.
La justicia tiene un caso para dirimir en su jurisdicción. Se puede tener una idea u opinión sobre el caso, pero carece de sentido una intervención oficial masiva en apoyo del acusado. No es el escenario de un campo deportivo donde los fanáticos insultan enardecidos al árbitro por expulsar a un jugador con tarjeta roja.
El enjuiciado, que no es nada menos que el Vicepresidente de la Nación, se mantiene atornillado en su cargo, obviando la actitud de apartarse del mismo, por razones éticas, que evidentemente desconoce, y que lo perjudica ostensiblemente ante la sociedad y el mismo tribunal que lo está juzgando. Los poderes Ejecutivo y Legislativo no deben inmiscuirse.
