El 11 de julio escribía a ese prestigioso diario, lo siguiente:
Es universalmente sabido que la defensa en un juicio penal, estriba en la demostración de inocencia con buenos argumentos, sólidas pruebas, contradicción de testigos y clara exposición de lugar, tiempo, motivo que conduzca a desvirtuar la acusación. En este caso el acusado equivocó la tesis utilizada para su descargo. Puso el acento en el ataque al juez, con alegaciones que pueden interpretarse como "prevaricato" Algunas de sus impugnaciones son: "El juez nunca quiso que se conociera la verdad", "Reactivó la causa mediante la construcción de prueba ilegítima", "Permitió que determinados intereses particulares determinen a quiénes están llamados a juzgar","El juez reflejó su falta ineterés en respetar las garantías constitucionales".
Hizo uso de la filosofía del gobierno de responder con ataques a las críticas de su gestión, sin aportar argumentos para contradecirlas.
No existió la voluntad de rebatir la profusa cantidad de alegaciones en su contra, con las correspondientes pruebas, que figuran en legajo de más de 330 páginas. Vale decir, jamás probó su inocencia.
El 17 de julio el juez Lijo dijo:
Objetó las expresiones de algunos de los escritos de la defensa y recomendó que "debe recordarse que el cuestionamiento de las decisiones fundadas y apoyadas en los elementos de la causa tiene que ser canalizado mediante los mecanismos procesales legalmente previstos".
"Los atajos injuriosos nunca constituyen una defensa plausible, y deberá, la prudencia de los letrados, acomodarse a los estándares previstos en el código de formas para expresar sus agravios", les reprochó.
Es universalmente sabido que la defensa en un juicio penal, estriba en la demostración de inocencia con buenos argumentos, sólidas pruebas, contradicción de testigos y clara exposición de lugar, tiempo, motivo que conduzca a desvirtuar la acusación. En este caso el acusado equivocó la tesis utilizada para su descargo. Puso el acento en el ataque al juez, con alegaciones que pueden interpretarse como "prevaricato" Algunas de sus impugnaciones son: "El juez nunca quiso que se conociera la verdad", "Reactivó la causa mediante la construcción de prueba ilegítima", "Permitió que determinados intereses particulares determinen a quiénes están llamados a juzgar","El juez reflejó su falta ineterés en respetar las garantías constitucionales".
Hizo uso de la filosofía del gobierno de responder con ataques a las críticas de su gestión, sin aportar argumentos para contradecirlas.
No existió la voluntad de rebatir la profusa cantidad de alegaciones en su contra, con las correspondientes pruebas, que figuran en legajo de más de 330 páginas. Vale decir, jamás probó su inocencia.
El 17 de julio el juez Lijo dijo:
Objetó las expresiones de algunos de los escritos de la defensa y recomendó que "debe recordarse que el cuestionamiento de las decisiones fundadas y apoyadas en los elementos de la causa tiene que ser canalizado mediante los mecanismos procesales legalmente previstos".
"Los atajos injuriosos nunca constituyen una defensa plausible, y deberá, la prudencia de los letrados, acomodarse a los estándares previstos en el código de formas para expresar sus agravios", les reprochó.
Saludo a Ud. muy atentamente,
Silvio Pizarro