El diputado Federico Pinedo del PRO, por el que guardo gran respeto, tuvo dos errores por los cuales, quizá advertido de la gravedad de los mismos , se vió obligado a dar explicaciones, Citaré primero su intervención en la comisión redactora del Código Penal, pergeniado por el reconocido garantista Zaffaroni, que constituye un himno homenaje al delincuente, víctima de la sociedad. Fue de tal magnitud el aluvión de críticas al citado marmotreto presentado a la Presidente, y la citación de su nombre como reconocido opositor, que se despegó del latrocinio manifestando que estaban tan dispersas las leyes penales, cosa cierta, que creyó necesario reunirlas en solo volúmen.
No fue muy afortunado su descargo, pero por lo menos dejó entrever que no adhería a su doctrina.
El segundo fue su aprobación de la agraviante ley de los pañuelos blancos. Salió a la palestra nuevamente con una carta de lectores publicada en La Nación donde textualmente dice:
Cuando el oficialismo, en el recinto, decidió cambiar su postura por la que proponía Tonelli, emblema en vez de símbolo, llevó a a la mayoría de mi bloque a cambiar su voto negativo para acompañar el acuerdo.
Es decir que negociaron una palabra para prestar su aprobación. ¿No era más digno votar la negativa a semejante blasfemia? La excusa no es convincente y peca de infantil
Por su parte, Bergman publicó un escueto mensaje en su cuenta en Facebook con el título "Emblema, no símbolo". Al respecto, señaló que "el pañuelo de las Madres no fue declarado Símbolo Nacional sino Emblema, a instancias de un cambio que pedimos desde el bloque Unión PRO. Voté a favor porque se cambió el proyecto. Las Madres han hecho mucho por la Democracia en Argentina en momentos muy difíciles. Aun cuando hoy estoy convencido de que algunas de sus dirigentes deben rendir cuentas en la Justicia por Sueños Compartidos, acompañé el proyecto modificado".
Acompañó el siniestro proyecto aunque los pañuelos estén manchados por crímenes y corrupción.
Me apena formular estas críticas ya que, como a muchas personas, me asombraron y me confundieron los votos afirmativos de estos legisladores que nos merecen excelentes conceptos.
No fue muy afortunado su descargo, pero por lo menos dejó entrever que no adhería a su doctrina.
El segundo fue su aprobación de la agraviante ley de los pañuelos blancos. Salió a la palestra nuevamente con una carta de lectores publicada en La Nación donde textualmente dice:
Cuando el oficialismo, en el recinto, decidió cambiar su postura por la que proponía Tonelli, emblema en vez de símbolo, llevó a a la mayoría de mi bloque a cambiar su voto negativo para acompañar el acuerdo.
Es decir que negociaron una palabra para prestar su aprobación. ¿No era más digno votar la negativa a semejante blasfemia? La excusa no es convincente y peca de infantil
Por su parte, Bergman publicó un escueto mensaje en su cuenta en Facebook con el título "Emblema, no símbolo". Al respecto, señaló que "el pañuelo de las Madres no fue declarado Símbolo Nacional sino Emblema, a instancias de un cambio que pedimos desde el bloque Unión PRO. Voté a favor porque se cambió el proyecto. Las Madres han hecho mucho por la Democracia en Argentina en momentos muy difíciles. Aun cuando hoy estoy convencido de que algunas de sus dirigentes deben rendir cuentas en la Justicia por Sueños Compartidos, acompañé el proyecto modificado".
Acompañó el siniestro proyecto aunque los pañuelos estén manchados por crímenes y corrupción.
Me apena formular estas críticas ya que, como a muchas personas, me asombraron y me confundieron los votos afirmativos de estos legisladores que nos merecen excelentes conceptos.
Saludo a Ud. atentamente,
Silvio Pizarro